La presión social sobre las mujeres es mucho más pronunciada, en cuanto a belleza se refiere, que hacia el varón. También se ha comprobado que aquellas mujeres más emprendedoras laboralmente prefieren un cuerpo delgado, diferenciándose de aquellas que han elegido preferencialmente el rol de madre y esposa.
Hoy en día, el atractivo físico en muchas mujeres está centrado de manera preferente en la delgadez, obviando el volumen de los pechos y las caderas, como antaño. También hay insistencia en la tersura de la cara, el pelo, las manos, los ojos, la forma de moverse y el color de la piel, pues suelen ser un complemento de la delgadez.
El mercado del adelgazamiento es inmenso y productivo. Los medios de comunicación lanzan mensajes verbales con imágenes de cuerpos esbeltos que son mensajes sutiles, y señales que facilitan la universalidad y posterior difusión de la cultura de la delgadez. Observen a las actrices de moda y a las presentadoras de televisión y entenderán esto. Las modelos de pasarela y publicidad, inciden reiteradamente en un patrón estético: mujeres delgadas, varones musculados. Poco espacio hay para los millones que no son así, salvo imitarles.