Con el desparpajo y la irreverencia propia que caracteriza la obra del autor, de Murguía nos hace partícipes de una serie de aventuras dizque eróticas, cuyos protagonistas conforman esta antología de cuentos. En cada relato pecaminoso encontramos a puerta cerrada sorpresas y circunstancias únicas donde el erotismo y el fornicio forman parte de la vida cotidiana que nos lleva a disfrutar del buen humor con que el autor nos narra cada evento al convertirlo en un acontecimiento. Tomando ventaja de un lenguaje descriptivo, coloquial incluso, nos hace recurrir a la imaginación para disfrutar de las vivencias de los partícipes en la mítica y muy sensual ciudad de San Casteabro. Así, en cada página encontramos sorpresas que provocan la sonrisa al confrontar un final inesperado y, ¿por qué no?, incluso al identificarnos con el o la protagonista... para acabar siendo parte del relato gozando de sus cachonderías, porque, después de todo, ¿qué es el erotismo?, sino tan solo imaginación.