He tenido que
morir
varias veces para llegar aquí. Y digo morir porque, en cada duelo, una parte de mí se ha ido, pero también otra ha renacido, a través del amor y el agradecimiento que he logrado sentir al entender que, sin dolor, no podría experimentar amor. Así que valoro todas las penas que he vivido.
Hubiese sido peor haberme perdido de conocerlos y no saber la intensidad con la que soy capaz de amar.
Mi motivación para escribir este libro surge al darme cuenta de que nadie, a mi alrededor, quiere hablar de la muerte ni del duelo. Estos son temas universales, pero que tienen un camino individual; no todos recorremos el mismo. Yo comparto el mío con la ilusión de ayudar a otros. Tal vez, si hoy volviese a escribir estas cartas, en algunas podría anotar algo distinto, porque así es la vida, fluctuante. Si atraviesas algún duelo, espero que estas cartas puedan darte esperanza, y descubras que en los lugares oscuros siempre hay luz, pues sin esta no es posible ver las sombras. Y esa luz eres tú.