El libro prácticamente narra la vida tan difícil de los niños cuando son trasladados a diferentes hogares debido a diversas circunstancias. Esto provoca un estado psicológico emocional traumático que se agrava con problemas adicionales para convivir. Debemos ser conscientes de que estos niños no son normales; son niños que enfrentan muchos problemas psicológicos. Las personas que se encargan de su crianza deben comprender que necesitan mucho amor y es un trabajo que debe hacerse con el alma, con responsabilidad y poniéndose en el lugar de los niños para poder ayudarlos, ya que es un proceso largo y doloroso recuperar a sus hijos.
Durante este proceso, los padres temporales pasan por circunstancias muy tensas al tener que lidiar con los padres biológicos en visitas que son descontroladas tanto para los niños como para los padres adoptivos. Los niños pasan por diferentes hogares y tienen que adaptarse a distintas normas y hábitos en su corta vida.
Este proceso de adaptarse a una nueva vida en cada hogar se suma a las dificultades que enfrentan en su educación y en adaptarse a un estilo de vida totalmente diferente. Los padres de crianza deben brindar verdadero amor, trabajar desde el alma y ayudar a estos niños con educación y sensibilidad para superar este difícil proceso psicológico y emocional.
Es crucial que tanto el sistema como los padres sean conscientes de que estos niños no son objetos, sino seres humanos que necesitan estabilidad y respeto. Se debe apoyar y ayudar a estas personas que son víctimas del sistema, y no verlas solo como fuentes de ingresos. Es fundamental trabajar en conjunto para que tanto los padres como los niños no sufran, y comprender que estas experiencias pueden tener un impacto a largo plazo.
Es necesario que se entienda que es crucial el apoyo tanto del sistema como de los padres de crianza para ayudar a sanar completamente las secuelas emocionales, para que estos niños puedan tener una vida exitosa cuando se conviertan en adultos.