Ambientada en las montañas del sur de los Apalaches, Demon Copperhead es la historia de un muchacho nacido de una madre soltera adolescente en una caravana, sin más patrimonio que el buen aspecto y el pelo cobrizo de su difunto padre, un ingenio cáustico y un feroz talento para la supervivencia. Relatado con su propia voz, Demon se enfrenta a los peligros modernos de los hogares de acogida, el trabajo infantil, las escuelas en ruinas, el éxito deportivo, la adicción, los amores desastrosos y las pérdidas aplastantes. A través de todo ello, se enfrenta a su propia invisibilidad en una cultura popular en la que incluso los superhéroes han abandonado a los pueblos rurales en favor de las ciudades. Hace muchas generaciones, Charles Dickens escribió David Copperfield a partir de su experiencia como superviviente de la pobreza institucional y sus daños en los niños de su sociedad. Esos problemas aún no se han resuelto en la nuestra. Dickens no es un requisito indispensable para los lectores de esta novela, pero le sirvió de inspiración. Al trasladar una novela épica victoriana al Sur de Estados Unidos contemporáneo, Barbara Kingsolver recurre a la ira y la compasión de Dickens y, sobre todo, a su fe en el poder transformador de una buena historia.
Set in the mountains of southern Appalachia, Demon Copperhead is the story of a boy born to a teenaged single mother in a single-wide trailer, with no assets beyond his dead father’s good looks and copper-colored hair, a caustic wit, and a fierce talent for survival. Relayed in his own unsparing voice, Demon braves the modern perils of foster care, child labor, derelict schools, athletic success, addiction, disastrous loves, and crushing losses. Through all of it, he reckons with his own invisibility in a popular culture where even the superheroes have abandoned rural people in favor of cities. Many generations ago, Charles Dickens wrote David Copperfield from his experience as a survivor of institutional poverty and its damages to children in his society. Those problems have yet to be solved in ours. Dickens is not a prerequisite for readers of this novel, but he provided its inspiration. In transposing a Victorian epic novel to the contemporary American South, Barbara Kingsolver enlists Dickens’ anger and compassion, and above all, his faith in the transformative powers of a good story. Demon Copperhead speaks for a new generation of lost boys, and all those born into beautiful, cursed places they can’t imagine leaving behind.