Algunas historias tratan de una experiencia concreta; de cómo te impacta por primera vez y se desarrolla en una serie multidimensional de momentos y sentimientos, y más tarde se resume en la mente de uno como un recuerdo significativo. Otras tienen que ver con las personas, cómo tienen demasiadas facetas para seguirles la pista, y esto acaba convirtiéndolas en objeto de intriga. Independientemente de la frecuencia con que uno se encuentre con estos individuos, sirven para demostrar lo impredecibles, intensas y profundamente fascinantes que deben ser sus vidas. Y hay un tercer tipo de historias. Estas tratan menos de individuos o experiencias y más de la electricidad de la emoción que fluye por nuestras venas. El subidón de adrenalina, un latido del corazón palpitante y la emoción satisfactoria de conseguir todo el placer del mundo. Éstas encarnan la sensibilidad de nuestras almas, a la espera del siguiente torrente de energia que seguro se personificará con una chispa crepitante. ¿La mejor clase de historias? La que reúne todo lo anterior. Mujer Hermosa encierra emociones crudas, pasiones y mucho más. Una lectura intensa con un argumento vigorizante que seguro que te mantendrá en vilo.