Aquel día todo cambió.
La rebelión perdió a su símbolo.
Tyrdem ardió a manos de soldados vestidos de rojo.
Un trágico disparo separó a dos amantes, y las luciérnagas dejaron de brillar en el lago.
Sin embargo, aun cuando el caos lo gobierna todo, cuando es difícil ver una salida ante tanta destrucción, el amor, la amistad y la lealtad se nos presentan, haciéndonos entender lo importante que es luchar por lo que queremos y por lo que anhelamos, aunque aquello se encuentre a un océano de distancia.
En esta tercera entrega de INFUNDIO volveremos a Tyrdem, teniendo presente la premisa de que la distancia a veces puede ser un motor para avanzar como también un obstáculo capaz de hacernos abandonarlo todo.