Una visión desgarrada de una nación que sobrevivió a las invasiones de Cartagineses, Romanos, Árabes y Franceses y supo renacer de sus cenizas, que descubrió un continente al que dotó de su cultura y su lengua, que forjó un imperio donde no se ponía el sol, que hizo un tránsito modélico de la dictadura a la democracia, imperfecta, pero democracia al fin y al cabo.
Una nación que, finalmente, está siendo demolida, destruida por unos nacionalismos exacerbados con la inestimable ayuda de uno de los mayores traidores, que a lo largo de sus más de 100 lustros de historia ha tenido que padecer.
Una nación que está siendo destruida por sus propis hijos, aquellos que han jurado protegerla y defenderla.
El proceso de demolición del Estado de Derecho está en marcha y acelerándose. La traición del felón, desgraciadamente, está a punto de consumarse.